Día de la Iglesia Evangélica Peruana: Una reflexión desde y para la óptica juvenil

(Este documento fue escrito a pedido de la directiva del Departamento Nacional del Esfuerzo Cristiano de la Iglesia Evangélica Peruana. Guatemala, 30 de mayo de 2015).

           Este 17 de junio se celebrará el día de la Iglesia Evangélica Peruana en honor a aquel 24 de mayo de 1922 cuando se aprueba la Declaración de fe, la primera constitución, y el nombre de la denominación (en Muquiyauyo, Junín). Ahora pregunto: ¿En tu congregación harán alguna celebración especial? ¿Algún ministro ya hizo referencia a esta fecha? ¿O esto te agarra por sorpresa? Si la respuesta es negativa a las dos primeras preguntas y positiva a la última, entonces demuestra nuestra cruda realidad: La falta de identidad denominacional. Es probable que la responsabilidad sea compartida, la generación pasada por no instruir y la nueva por desinteresarse.  ¿Dónde quedó el ímpetu juvenil amante de las celebraciones, buscador de su identidad, cuestionador de su pasado, investigador, potencializador y transformador para un mañana mejor? Respecto a la celebración del día de la IEP y siendo programada esta publicación días antes del evento, el objetivo no es motivar una celebración improvisada, sino la reflexión a partir de la probable omisión y olvido.

      Me doy la libertad de relacionar la falta de identidad denominacional de la mayoría de los miembros de la IEP (especialmente de los jóvenes) con la falta de identidad religiosa vivida en la monarquía judía; siglos de deslealtad al Dios de Israel por olvidarse del pacto, de sus orígenes e instituciones fundacionales. Y para cambiar esta caótica situación se requería un verdadera “reforma” (como la reforma protestante, aunque esta todavía es inconclusa). Un ejemplo bíblico donde se encuentran ambas realidades (falta de identidad religiosa/situación caótica/deslealtad al Dios verdadero y reforma) se lee en las tradiciones del rey Josías (640-609 a.C.). Los cronistas (2 R 22-23; 2 Cr 34-35) informan que había sincretismo religioso e idolatría (2 R 23:4-24), no adoraban a YHVH de manera exclusiva (¿no sucede lo mismo hoy en día?); esa falta de identidad y compromiso hacían que sacerdotes idólatras ministraran en Jerusalén (v. 5) y en el Templo del Señor estuviesen artefactos dedicados a Baal y otras deidades (v. 4), la imagen de Asera, e inclusive habitaciones para la prostitución sexual con fines religiosos (v. 7). La situación cambiaría si primero se tomase consciencia del caos y su eminente desenlace. El joven Josías comenzó a buscar a YHVH (a la edad de 16 años, véase 2 Cr 34:3) y a purificar su reino de la idolatría (a la edad de 20 años, 2 Cr. 34:3); esta iniciativa representó los primeros pasos de la reforma, pero en sí mismas fueron insuficientes, porque se requería no solo la advertencia del monarca humano sino también la del soberano universal. Y cuando Josías tuvo 26 años, providencialmente encuentran una copia del “libro de la ley” (2 R 22:3, 8-10), y con esa autoridad se condujo al arrepentimiento nacional y la reforma religiosa (2 R 23:1-20). Esto incluía celebrar adecuadamente la fiesta de la Pascua (2 Cr 35:1-19), pues era una fiesta fundacional de la fe israelita (que se remonta a las tradiciones del Éxodo); y en palabras del cronista “no se había celebrado una Pascua como esta desde los días del profeta Samuel” (v. 18) o que “tal Pascua no se había celebrado desde los días de los jueces que gobernaban a Israel” (2 R 23:22).

            ¿Qué relación hay entre la historia que acabamos de considerar y la IEP? No estoy diciendo que la IEP esté pasando por la misma crisis religiosa que la vivida en la monarquía judía, ni que el presidente del DENEC o del CEN ahora representen al rey Josías, tampoco que olvidarse del día de la IEP sea equivalente a perder el “libro de la ley” o no festejar adecuadamente la “fiesta de la Pascua”. Creo que la relación está en la “falta de identidad”. Saber de dónde vinimos, qué estamos llamados a hacer “en el ahora”, y qué cambios se requieren para cumplir la misión encomendada por el Eterno. Alguien preguntará, ¿qué es la IEP en la amplia gama de denominaciones en el Perú y en el mundo? Yo respondería que es una iglesia levantada por Dios para que “en ella” y “a través de ella” se cumpla Su voluntad en el Perú. ¿Esto nos vuelve exclusivos y sectarios en relación a otras denominaciones? En definitiva, que no; Dios nos permitió nacer y/o creer en la IEP del mismo modo que se nos concedió el privilegio de ser peruanos (¿esto nos hace superiores a los demás latinoamericanos o a todos los seres humanos?).

            La pérdida del mensaje (y también del escrito) del “libro de la ley”, las inadecuadas celebraciones de la Pascua, el sincretismo y la idolatría, eran culpa de las generaciones anteriores, principalmente de los líderes civiles (reyes, los príncipes, los jueces) y religiosos (los sacerdotes, los profetas) como del pueblo; también fue culpa de la nueva generación por no cuestionar la realidad, investigar su legado histórico y plantear alternativas de solución. Así pues, necesitamos adolescentes y jóvenes como Josías que busquen a Dios, que den los primeros pasos de cambio, que influyan con su ejemplo, que lean y se guíen por el Libro, que no se olviden de sus instituciones fundacionales, que impulsen los cambios en compañía de otros jóvenes con la misma visión. ¡Necesitamos un nuevo movimiento de reforma! Una que vuelva a sus raíces, que sea contextual (en el aquí y en el ahora) y a la vez utópica (que sueñe y camine hacia la realidad planteada por Jesús, su idea del Reino de Dios).

            Soy de la IEP (y no se me acuse de “sectario” y “retrógrado” por defender el denominacionalismo en un mundo pluralista; tampoco de “miope” porque soy consciente de las falencias de la denominación), tengo firme mi identidad denominacional (y no me impide relacionarme con otras denominaciones y confesiones de fe, e incluso compartir la Palabra con ellas; y más fuera del país como es obvio) y contribuyo para su autoevaluación, fortalecimiento y proyección. Ahora te pregunto querido joven o señorita, ¿celebrarás el día de la Iglesia Evangélica Peruana? O, ¿cómo vas con tu identidad denominacional? Solo aquellos que carecen de identidad no se involucran, no les duele la realidad, no añoran el cambio y crecimiento, se dejan influir por ideas sincretistas y viven en conformidad a ellas.

            En aquella reunión del 24 de mayo de 1922 también participaron esforzadores cristianos, y las generaciones posteriores de esforzadores le dieron forma y empuje a la Iglesia Evangélica Peruana. Ahora en el 2015, ¿qué estás haciendo para continuar con el legado de los esforzadores que nos precedieron? ¡Ya saben que hacer! ¡Por Cristo y por su Iglesia! (Su iglesia la IEP, y su Iglesia universal). ¡Ánimo!

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